La fina línea entre preciosidad y obscenidad

A mi hija pequeña le encantan los libros.

Aún no sabe leer.

Pero se pasa el rato:

  • Hojeándolos.
  • Ojeándolos.
  • Tocándolos.
  • … Destruyéndolos.

Cuando se emociona más de la cuenta arranca una página.

A veces de cuajo, a veces rasgándola por la mitad.

Entonces, tenemos un libro interactivo con páginas plegables.

Como este, mira:

El animal está escondido y tú le bajas la solapa y entonces se descubre qué animal es.

El famoso «CUCÚ – TRAS TRAS» que en Málaga jamás he conocido como «CUCÚ – TRAS TRAS».

Todo el mundo sabe que los andaluces somos unos vagos.

Entonces solo decimos «CUCÚ» y ya está.

FIN. Nada de «TRAS TRAS».

Bueno…

El tema es que mi hija rompió esa solapa plegable de ese libro interactivo.

Pero en lugar de tirar el libro completo a la basura, le pusimos un poco de «CELO».

Así le llama casi todo el mundo a ese tipo de adhesivo transparente.

Aunque yo siempre lo conocí por «FIXO», no por «CELO».

(traducción literal al andalú –> FISO)

Porque la marca FIXO se hizo famosa y el producto se quedó con el nombre de la marca.

Este efecto se conoce como METONIMIA, y es el Santo Grial de cualquier marca.

Que el producto que tú y muchos otros venden se conozca con el nombre de tu marca es el éxito máximo, te convierte en el líder indiscutible del mercado.

(Pasa con el ‘Pan Bimbo’, el ‘Papel Albal’, el ‘Donut’…)

Pero:

La línea entre conseguir que el producto que tú y tus competidores vendéis sea conocido con el nombre de tu marca…


… y que tu marca caiga en la irrelevancia y nadie sepa siquiera qué es lo que haces o si lo haces bien…

Es muy fina.

Tremendamente fina.

Para nada esto ocurre «automáticamente» si el producto es muy bueno.

Hay que saber venderlo.

Hay que saber comunicarlo.

Hay que saber llegar al cliente y meterse tanto en su mente… que piense solo en tu marca y no en el producto genérico.

En serio…

No exagero cuando digo que la línea es muy fina.

¿Por qué insisto tanto en ello?

Bueno, pues porque si te has fijado en la imagen anterior, las palabras «SOY EL LEÓN» están al revés.

Y no debería verse así.

Es más, ni siquiera debería verse.

Debería leerse correctamente una vez despliegas la solapa hacia abajo.

Sin embargo…

Un pequeño «error de cálculo» de la madre de mi hija a la hora de reparar el libro con ‘FIXO’… hizo que pusiese la solapa del lado que no era.

¿Y qué pasa?

Pues lo mismo que cuando comunicas regular y copias «a ciegas» lo que hace la gente.

Que todo sale del revés.

Que se ignora lo que vendes.

Que no se entiende.

Que tu producto ni siquiera es apto para competir en el mercado por mucho que digas:

¡CUCÚ! ¿Quién soy?

Si no has visto nada ‘raro’ en la segunda foto entonces quizá tu mente es demasiado pura como para recibir este boletín. 😇

Eso te convierte en alguien muy inocente en el vasto y peligroso mundo del marketing.

Pero no te preocupes…

En mi libro sobre ‘La Insoportable Levedad del Copy’ hay un capítulo donde cuento cómo alguien tuvo una idea para sacar pasta en un mercado de lujo.

La idea es tan genial y tan simple que es casi obscena.

Puedes ir entrenando con eso y muchas otras historias raras que encontrarás en él.

Y no te preocupes por romper o arrugar alguna ‘hoja’ con la emoción…

Es 100% digital.

Rafa Moya


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